
INMIGRANTES EN SUECIA,
No todo en este país escandinavo es tan perfecto como parece, o como muchos de los solicitantes de asilo latinoamericanos creen. En muchos casos, no cubre ni las meras expectativas de aquellos que por diferentes razones decidieron emigrar a Suecia. El principal problema que afrontan los emigrantes, tanto refugiados como los no, es la discriminación racial que se presenta en su contra. La discriminación no necesariamente es directa, puede ser en la obtención de trabajo o la falta de integración con la nueva sociedad receptora. La discriminación hacia los inmigrantes varía según su color de piel y nacionalidad. El gobierno en Suecia asegura que el problema de acceso al mercado laboral por parte de los migrantes se debe a la actitud negativa de los nacionales suecos hacia ellos, siendo esta una forma de discriminación indirecta. Pero definitivamente desde el gobierno se presentan fallas estructurales, que motivan la discriminación racial. Es el gobierno sueco, no los mismos refugiados, quien decide el lugar o área donde deben residir estos nuevos migrantes. Normalmente, el gobierno, les asigna una pequeña ciudad o pueblo, donde lógicamente las posibilidades de obtener empleo son muy reducidas, amen de que sus habitantes no están adaptados a ver extranjeros en su territorio, contrario a una ciudad cosmopolita como Estocolmo. En la Universidad de Estocolmo, consideran que una forma de mejorar aún mas la productividad nacional y al mismo tiempo de ayudar a la integración del inmigrante refugiado en la sociedad sueca, es dándole la oportunidad de escogencia del lugar donde desea residir. La mayoría de emigrantes tienen dificultades con desarrollar la profesión que ejercían en su país de origen, entonces deben realizar trabajos no cualificados o en los que no se sienten a gusto. Inclusive aquellos inmigrantes que han tenido una educación superior tienen problemas en encontrar trabajo, así sean profesionales, teniendo entonces que recualificarse por medio de estudios o en casos extremos realizar estudios en otros campos. Lógicamente, el no tener un adecuado uso de la lengua sueca, por cierto bastante complicada, hace que las posibilidades se disminuyan aún más. En la actualidad aproximadamente 700.000 personas entre 25-64 años que nacieron en otros países residen en Suecia, de esa cantidad 171 000 personas es decir el 26%, poseen educación en centros de enseñanza universitaria. En contraste con la población de origen sueco, en donde el 29% presenta educación superior universitaria. Como se observa no existe una gran diferencia entre la educación de los nacionales y los extranjeros. Pese a la buena educación de los extranjeros, ellos no logran ingresar al mercado laboral en las misma proporción que aquel 29%. En un pasado se creyó que creando asociaciones que ayudan a los inmigrantes a “realizarse” profesionalmente ayudaría a la integración y disminución del desempleo de los mismo, sin embargo numerosos estudios demuestran que la ayuda prestada es muy poca, porque los trabajos que ofrecen, dichas asociaciones, son no cualificados o trabajos que la sociedad sueca no está interesada en desempeñar. De hecho los trabajos relacionados con la limpieza, es conocido en la jerga popular como “latinjob” trabajo para latino. Un aspecto positivo es que los inmigrantes de segunda generación, es decir los hijos de inmigrante que nacen en Suecia, logran una aceptación mayor que sus progenitores. Tal vez, una nueva generación haga que Suecia sea una sociedad más tolerante hacía los extranjeros. Lo cierto es que lastimosamente sigue existiendo racismo, inclusive en países tan “liberales y progresista” como Suecia. Por: Raúl Quevedo y Sandra Schmidt, Aqui Publicaste, blog, Aqui Publicaste, blog, Aqui Publicaste, blog
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